Por: Elizabeth Vásquez, 2012-08-28
El 6 de Junio de 2012, la Plataforma Construyendo Igualdad conformada por Fundación Yerbabuena, Confederación Ecuatoriana de Comunidades Trans e Intersex (CONFETRANS), Asociación Silueta X y Proyecto Transgénero presentaron un Proyecto de Reformas a la Ley de Registro Civil del Ecuador, redactado por Elizabeth Vásquez, que propone la sustitución de la mención registral de "sexo" por mención de "género" en la cédula de ciudadanía ecuatoriana. La campaña "MI género en MI cédula", que acompaña al proyecto de ley, se presentó en la Comisión de Gobiernos Autónomos y Descentralización de la Asamblea Nacional del Ecuador, el 23 de Julio de 2012. Bajo el slogan "A una letra de ejercer ciudadanía", el activismo transfeminista ecuatoriano da un giro a la reivindicación transexual tradicional que, históricamente, ha luchado porque las personas accedan al cambio de sexo legal sin cuestionarse la pertinencia o no de la categoría "sexo". Resulta que las legislaciones civiles se remontan, en el caso de la ecuatoriana a los años setenta y, en otros casos, a décadas aún más tempranas en que la distinción conceptual entre sexo y género no existía. El arraigo de la ley civil es biologicista en tanto que el feminismo ha reivindicado por décadas también que la biología no es destino, sino que se ve rebasada por la capacidad de decidir y devenir. En este sentido, hay personas que han devenido innegablemente "masculinas" o "femeninas" más allá de los genitales que tengan y más allá de debates inútiles sobre si son o no "hombres" o "mujeres". De ahí que reivindiquen la "M" o la "F" de su vivencia cotidiana y que el reconocimiento del género en la cédula constituya, entre otras cosas, un acto de respeto institucional a la soberanía identitaria.
El proyecto de ley ecuatoriano, además, reivindica el derecho a la intimidad. Lo más interesante de esto es que no se trata de salvaguardar la intimidad de las personas trans únicamente, sino la de todas y todos. La propuesta nos invita a considerar que la mención registral del sexo que a tod@s nos "chantaron" en la cédula es una intromisión abusiva del Estado en nuestros genitales. La "F" y la "M" del sistema registral actual revelan automáticamente si tenemos vagina o pene; algo absolutamente irrelevante a efectos de identificación. La propuesta de sustituir género por sexo constituye entonces, adicionalmente, una apuesta por desexualizar la ley civil y, por lo tanto, empezar a eliminar el control jurídico sobre la sexualidad y la reproducción que se fundan primordialmente en el control jurídico sobre el sexo.
Se podrá objetar que la separación sexo - género es simplista, y esa objeción es válida. Pero, si bien es cierto que lo que más precisamente somos es personas de diversa condición sexo-genérica y que la dimensión sexual y la genérica se conjugan inescindiblemente en cada individuo, generizando el cuerpo y encarnando el género, no es menos cierto que en determinados planos de la realidad humana, el sexo y el género existen. Y uno de esos planos, particularmente práctico pero particularmente dramático, es el de la vida cotidiana de las personas trans cuyo acceso a derechos se ve obstaculizado por el mero hecho de no tener una cédula de ciudadanía que refleje su estética de género (sin siquiera entrar en honduras sobre su identidad). La aprobación de esta reforma supondría el ejercicio automáticamente mejorado del derecho a la educación, salud, vivienda y empleo de un sector particularmente discriminado de la población.